Más que una conexión física, un puente es capaz de consolidar la unión entre barrios y acrecentar el sentido de pertenencia a una ciudad.
Es común que a un puente se le refiera como una maravilla de la ingeniería civil, al permitir reducir la caminata entre dos puntos o inclusive hacer viable el cruce de un lado a otro.
Puentes como el Pont Neuf en París o el Ponte dei Sospiri en Venecia no necesariamente destacan por sus complejas estructuras, sino por su historia y relevancia en la comunidad.
Monterrey no se aleja mucho de estas dos ciudades, puesto que desde principios del siglo XIX cuenta con un puente rico en historia: El Puente San Luisito.
Corría el año de 1903, el municipio de Monterrey contaba con aproximadamente 62 mil habitantes y se preveía un gran crecimiento debido a la reciente apertura de Fundidora de Monterrey, la cual había instalado el primer alto horno en Latinoamérica.
El Puente San Luisito: Ícono regiomontano
El entonces gobernador, Bernardo Reyes, aprobó la construcción de un puente que conectara el centro de la ciudad con el popular barrio de San Luisito (ahora Colonia Independencia), ubicado en el entonces sur de la ciudad. Diseñado por los ingenieros Genaro Dávila y Fortunato Villarreal, el puente fue construido con fierro y acero, recubierto con madera e inaugurado el 18 de diciembre de 1904.
El puente fue un éxito, ya que se logró conectar la colonia en la que la mayoría de los trabajadores residían, por lo que hacían trayectos de menor distancia y tiempo hacia el centro de la ciudad. Además, se logró incentivar el comercio, dado que en ambos extremos yacían vendedores de ropa y abarrotes, especialmente los fines de semana que el puente era de exclusivo uso peatonal.
La luna de miel terminó en 1908, cuando se dio a conocer que un incendio consumió a la importante estructura. Inmediatamente se planteó, diseñó y edificó un nuevo Puente San Luisito en 1908. Lamentablemente, la desgracia azotó en seguida y la parte sur del puente se derrumbó en las inundaciones de agosto de 1909.
El proyecto fue olvidado por más de medio siglo, hasta que en 1976 se derrumbó lo que sobraba de la estructura y se edificó el Puente Nuevo San Luisito. La histórica visita del Papa Juan Pablo II en 1979 conllevó a una misa masiva en el lecho del río Santa Catarina, desde entonces el puente es conocido como el Puente del Papa.
Hoy en día, el puente tiene un exclusivo uso peatonal y conecta la calle Benito Juárez con las calles Yucatán y Querétaro. Se mantiene erguido como un recordatorio de cómo la unión entre barrios permitió el crecimiento de la actual metrópoli.