Francisco I. Madero es el padre de la democracia mexicana y la figura que generó la Revolución Mexicana.
El coahuilense tuvo un camino difícil para lograr establecer los ideales de democracia en el país y uno de sus primeros momentos turbulentos lo vivió en Monterrey.
Madero fue apresado en Monterrey en 1910
El 5 de junio de 1910, Francisco I. Madero vino a Monterrey como parte de su campaña presidencial, algo insólito en el país.
Fue de hecho pionero en esas campañas en las cuales el candidato a la Presidencia de México recorría el país para pedir el voto de los ciudadanos.
Para Madero no era nuevo venir a Monterrey, puesto que tenía familia viviendo acá y él mismo pasó varios años en la Sultana del Norte.
En esa ocasión sintió el acoso del Gobierno desde su llegada a Monterrey, pues la Policía local impidió que se formara un contingente de simpatizantes que iba siguiendo al candidato presidencial en su recorrido hacia la casa de su tía, Victoriana Madero.
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Ese incidente generó consecuencias. El jefe de la Policía, Morelos Zaragoza, se hizo de palabras con Roque Estrada y aunque en un principio la situación no pasó a mayores, horas después la situación se iba a complicar.
Posteriormente Madero tuvo un mitin en la Alameda, conocida en ese entonces como «Porfirio Díaz» (hoy llamada Mariano Escobedo).
A pesar se su corta estatura (medía 1.57 metros), era un orador portentoso, poseedor de una voz llamativa que de inmediato atraía la atención de las personas.
Y esto lució a la perfección ese caluroso día de junio de 1910. Fue un discurso incendiario, en el que conminó a la población a luchar por la democracia, a hacer valer el poder del pueblo y a acabar con la dictadura de Porfirio Díaz.
Esto no cayó nada bien en el Gobierno y de inmediato se ordenó la aprehensión de Estrada y de Madero.
Al día siguiente Madero se aprestaba a tomar el tren la Estación del Golfo y justo cuando estaba por iniciar el viaje llegó el jefe de la Policía, Morelos Zaragoza, cuestionándolo sobre el paradero de Estrada pues había una orden de aprehensión en su contra.
Madero guardó silencio, no quiso delatar a su amigo y fue retenido por las autoridades.
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Ante esto, Roque Estrada decidió entregarse y pidió la liberación de Madero, sin embargo también se giró orden de aprehensión contra Madero.
A Estrada se le procesó por ultrajes a la Policía y a Madero por encubrimiento del delito de insultos a la autoridad (Porfirio Díaz), delitos contra la autoridad y conato de rebelión.
Permaneció detenido en la Penitenciaría del Estado, que se ubicaba en lo que hoy es un terreno contiguo a la Alameda.
Estuvo a punto de fugarse, pero justo cuando iban a ejecutar el plan de fuga se le trasladó a San Luis Potosí el 22 de junio de 1910.
Las elecciones presidenciales se realizaron el 26 de junio del año mencionado y Madero no pudo hacer nada. Don Porfirio volvió a salirse con a suya.
Madero y Estrada pudieron obtener su libertad bajo fianza hasta el 20 de julio, con la condición de no abandonar la ciudad.
En octubre, Madero decidió huir de la ciudad debido a que había rumores de que sería detenido de nueva cuenta.
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Se fue hacia San Antonio, Texas, en donde poco tiempo después se decidió a emprender una lucha frontal a favor de la democracia, promulgando el Plan de San Luis.
Lo demás lo sabemos todos: arrancó la Revolución Mexicana, un conflicto armado que duró muchos años y que trajo consigo la democracia, la Constitución de 1917 y otros beneficios para nuestro país.