¿Has escuchado o leído algo sobre la llamada Sociedad Terpsícore? Pues bien, es una de las sociedades más antiguas de Monterrey, enfocadas en la realización de bailes y fiestas.
Esta organización se fundó formalmente en 1897, por iniciativa de un grupo de jóvenes amantes del baile, hijos en su mayoría de socios del Casino Monterrey, quienes buscaron unirse para crear un grupo y un espacio en donde poder dar rienda suelta a su amor por la danza, ya que a los adultos no les gustaba que los jóvenes bailaran tan cerca unos de otros, con ritmos de moda.
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Ahora bien, ¿por qué «Terpsícore»? Terpsícore era la musa de la danza dentro de la mitología griega.
Fue el 2 de mayo de 1897 cuando se realizó el primer evento de esta sociedad, en un lugar idílico del Monterrey antiguo (del que pronto hablaremos): La Quinta Calderón, hermoso paraje lleno de jardines ubicado entre la avenida Constitución y la calle Hidalgo, en donde posteriormente se estableció el restaurante «El Tío» y en donde actualmente está un instituto culinario y algunos restaurantes.
Ya para 1916 la Sociedad Terpsícore inauguró su propio edificio, el cual se encontraba en la calle Padre Mier (antes llamada Simón Bolívar) 1375 esquina con Bravo.
Si algo distinguió a esta sociedad es la elegancia de sus instalaciones, ya que contaban con un hermoso salón y jardines adornados con lámparas Tiffany y mobiliario de primera categoría.
Las noches de fin de semana se convertían en centro de convivencia para cientos de jóvenes de la clase alta de Monterrey.
Las fiestas empezaban por lo regular desde las tardes y se extendían hasta antes de la medianoche, aunque el furor por el baile era demasiado, a tal grado que las quejas vecinales en contra de la Terpsícore eran constantes.
Con el paso de los años, la Terpsícore comenzó a entrar en decadencia, ya que los jóvenes crecieron y decidieron seguir los pasos de sus padres en el Casino Monterrey y también gracias a que se abrieron nuevos salones y clubes.
Las crisis económicas también afectaron el curso de esta sociedad, la cual fue perdiéndose.
Por ello los bailes se fueron haciendo cada vez menos y el lugar tuvo que ser rentado para todo tipo de eventos sociales.
La agonía terminó en 1960 cuando sus instalaciones cerraron y cambiaron de dueño.
De las instalaciones de la «Sociedad Terpsícore» queda poco o nada. Actualmente se encuentran en ese sitio los Salones Vasco de Quiroga, dedicados a la realización de eventos sociales.
