Un 25 de septiembre de 1933, comenzó la historia de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). En ese entonces, la institución arrancó con 197 estudiantes de licenciatura y 1,229 de bachillerato, distribuidos en cuatro facultades y seis escuelas, como Medicina, Derecho, Ingeniería Civil, Química y Farmacia, la Normal, y varias preparatorias, entre ellas la de Álvaro Obregón y Pablo Livas.
La UANL surgió gracias a la Ley Orgánica el 31 de mayo de 1933, que aspiraba a ofrecer una educación integral y equilibrada. Desde sus inicios, la universidad se consolidó como un pilar cultural en el noreste del país, bajo el lema «Mi raza como norma, la humanidad como horizonte». Este proyecto educativo fue impulsado por los gobernadores Aarón Sáenz y Francisco A. Cárdenas, quienes promovieron la transformación del Colegio Civil en una universidad moderna.
Sin embargo, los primeros años de la universidad estuvieron marcados por tensiones políticas, y con la llegada del presidente Lázaro Cárdenas y su proyecto de «socialización de la educación», surgieron conflictos que llevaron a una huelga estudiantil y a la disolución de la universidad en 1934. El gobierno estatal sustituyó la institución por el Servicio de Cultura Superior, que continuó con una formación orientada a los ideales marxistas, creando nuevas escuelas y programas de formación.
El regreso de la libertad de cátedra en 1940, con la presidencia de Ávila Camacho, permitió que la UANL recobrara su autonomía y se estableciera bajo una nueva Ley Orgánica en 1943. Ese mismo año, Raúl Rangel Frías asumió el rectorado y, junto con otros destacados personajes como Octavio Véjar Vázquez y el doctor Eduardo Aguirre Pequeño, comenzaron a impulsar nuevas facultades y escuelas, entre ellas Ciencias Químicas, Ingeniería Mecánica y Arquitectura.
Con la creación de la Biblioteca Universitaria «Alfonso Reyes» y el Instituto de Estudios Humanísticos en 1949, la universidad fue consolidándose como un centro académico de gran prestigio. Además, se impulsaron proyectos clave como la construcción de la Ciudad Universitaria y la creación de nuevas infraestructuras, como los edificios de Leyes e Ingeniería, así como el Hospital Civil y el Hospital Universitario, que se convirtieron en lugares de prácticas para los estudiantes.
Hoy, más de 80 años después de su creación, la Universidad Autónoma de Nuevo León sigue siendo un referente en educación superior en México, destacándose por su excelencia académica, su compromiso con la cultura y las artes, y su constante impulso al deporte, consolidándose como una de las tres principales universidades del país.
